“Me gusta salir de mi zona de confort y no sólo quedarme en lo que tengo más experiencia”
Ingeniero Civil de profesión y melómano desde siempre, Diego Celentano es un apasionado por saber el porqué de las cosas y la música de Johann Sebastian Bach a Astor Piazzolla
El apellido de Diego Celentano se pronuncia Chelentano, algo que ya está acostumbrado a indicar en cualquier conversación. Es argentino, pero llegó a Chile hace mucho tiempo. Diego es académico del Departamento de Ingeniería Mecánica y Metalúrgica de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica y actual investigador principal de la línea 3 de diseño de prototipos de pilas de combustible de amoníaco de MIGA. Con su temple calmado y cordial, se animó a contarnos algo más de su vida y sus pasatiempos.
De niño fue muy curioso y le interesaba saber sobre cómo funcionan las cosas, pero también aplicar ese conocimiento. Diego siempre tuvo interés por la física y matemática, por lo que entró a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Buenos Aires en Argentina. “La decisión pasó porque es una buena conjunción de teorías, fundamentos y aplicación. La ingeniería está en el medio y puede conversar con todos”, explica. Una vez que obtuvo su título, comenzó su vida profesional en el extranjero y nunca más volvió a vivir en su país de nacimiento.
Su primera estación fue en Barcelona, donde llegó a estudiar un doctorado en la Universidad Politécnica de Cataluña. El departamento de ingeniería estructural de dicha institución estaba abriendo un espectro de temas, que incluían mecánica..
Instalado en España junto a su esposa, estudiaron y vivieron allí por ocho años. Y si bien siempre tuvo la intención de quedarse, en 1997 surgió la opción de venir a Chile para participar del programa Investigadores Asociados de la USACH, que consiste en realizar casi exclusivamente investigaciones y algunas clases. Así, y después de 9 años, llegó a la UC para continuar su carrera como investigador y académico de la carrera de Ingeniería Mecánica.
Más allá del ámbito académico, Diego tiene una segunda pasión: la música, específicamente la música clásica. De adolescente solía armar cuartetos y/o quintetos en su natal Argentina. En julio de este año, en uno de los tantos viajes que hace a Buenos Aires, se juntó con algunos amigos de la época que armaron una orquesta de niños y lo invitaron a tocar. Sus instrumentos favoritos son el oboe y el fagot, pero recientemente adquirió una gaita gallega. También le gusta el violín, pero no se atreve con él porque sabe que el tiempo de dedicación a ese instrumento es aún mayor..
En julio de este año, en uno de los tantos viajes que hace a Buenos Aires, se juntó con algunos amigos de la época que armaron una orquesta de niños y lo invitaron a tocar. Sus instrumentos favoritos son el oboe y el fagot, pero recientemente adquirió una gaita gallega
¿Por qué participar de un instituto de investigación como MIGA?
Diego se describe como apasionado de la vida, de descubrir cosas nuevas, así sea viajar, comer, leer, escuchar música u otros. Sin embargo, es el hambre de conocimiento lo que más lo mueve y por eso decidió participar en esta iniciativa milenio, que para él resulta un proyecto muy desafiante. “Me tocó viajar a Tokio por un convenio de la universidad y ahí conocí a Mauricio Isaacs. Me invitó a participar del MIGA para darle una mirada más interdisciplinaria al proyecto. La línea donde estoy es nueva y no tenía experiencia en esto, así que tuve que ponerme a estudiar”, afirma Celentano.
En sus propias palabras explica que “mi contribución es poder plantear modelos o entender de cómo funcionan las celdas y diseñarlas. Ese es el principal desafío. Estamos tratando de cuantificar la física que ocurre en la celda y si hay espacio de optimizar, cambiar materiales o incluso desarrollar un software propio. Actualmente, estamos trabajando en hidrógeno y después nos pasaremos al amoníaco”.
Para el investigador, MIGA es todo un desafío porque es un proyecto que parte de cero, pero reconoce que hay un buen equipo y eso aumenta sus ganas de contribuir al cumplimiento de los objetivos. “Me gusta salir de mi zona de confort y no sólo quedarme en lo que tengo más experiencia”, agrega Diego, quien sigue investigando y desarrollando sus diferentes pasiones. En el futuro no descarta pasar algunas temporadas entre Chile y Argentina y así disfrutar más tiempo en ambos países, pero “eso sí, cuando ya jubile” sonríe.